tiempo de crisis y austeridad

Publicado en por franciscojcebrian

austeridad.jpgEn otros tiempos, aún cercanos, todos hubiésemos alzado la voz ante el atropello de quienes se hacen sabedores del poder y con ello destruyen y pisotean a quien en escalón jerárquico de la organización está abajo. Pero ahora, ni siquiera somos capaces de insinuar esas injusticias. Vivimos en la sociedad del miedo, en la que aún no teniendo la culpa de esta crisis, nos hacen sentirnos culpables.
Deberíamos preguntarnos quién es el culpable de esto; ellos o nosotros, que con nuestro silencio dejamos que sigan destruyendo nuestro derecho al bienestar. El retroceso parece que es la solución, según dicen quienes dicen ser sabedores de la fórmula. Una fórmula creada para el bienestar del poderoso, pero destruyente para el resto de los demás componentes de esta sociedad predominante. Y es que estamos retrocediendo a los tiempos en los cuales no se podía hablar contra el poderoso, contra el señor de lo material, contra el señorito del cortijo, porque ellos pueden aún bajarte más a los infiernos de la miseria humana.
Austeridad es el nombre que han bautizado a la fórmula, pero no una austeridad equitativa, sino una austeridad convenida y compleja de desmontar. Porque sí es verdad que estamos en unos tiempos de crisis, unos momentos de complejidad económica y social, pero también aprovechado por quienes ven en esto la oportunidad de alzarse arriba de la cúpula con la excusa de organizar y solucionar el problema.
Al final se crea más riqueza para el rico y más pobreza al pobre, donde la clase obrera puede y es quebrantada, donde se abusa y se domina a la persona, para que aun al precio de la humillación pueda continuar manteniendo un estatus social. Un estatus que ya no es el de vivir en el bienestar, pues esto ya es un lujo en algunos casos, sino que es el de la supervivencia de la agrupación que el individuo ha creado, es decir la supervivencia del grupo familiar y su entorno.
Tiempos de incertidumbre y de agobio, de bonanzas para el imperio economista y bancario e indigencia para las clases obreras y sociales, que deben de transigir para poder continuar manteniendo en equilibrio de los poderosos. Y es que el pobre vive de su trabajo y el rico del trabajo del pobre.
Y lo malo de todo es que mantenemos a los mediocres, que con apoyo de los superiores, hacen el trabajo de apartarnos de todo y de jugar con nuestras vidas, a través de las circunstancias. Perros de presa que son llevados de las cadenas y a la voz de su amo muerden al débil. Sólo queda esperar que se den cuenta de que el día que ya no sirvan a su amo, serán sacrificados.
Vivimos con el miedo y la incertidumbre de lo venidero, ni siquiera somos capaces de pensar en positivo. Los colores se tornaron en negro y los más afortunados de la cadena aún pueden ver el gris. Nos han apartado de los colores y aún así nos piden más; ¿pero qué más podemos aportar?, si ni siquiera sabemos si podremos mantenernos en pie mañana.

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